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Consejos para saber cuándo renovar tu impresora

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Siempre que llevamos unos años con la misma impresora nos acabamos preguntando cuándo será el momento de cambiarla. Comprar una impresora nueva es una decisión importante que solemos retrasar más de la cuenta pensando que de esa forma estamos ahorrando, aunque en realidad sea una falsa sensación.

Lo primero que debes saber es que no hay plazos fijos para renovar la impresora, depende de muchos factores. Y que no es igual para un usuario doméstico que para un profesional que trabaja diariamente con impresiones de alta calidad, ya sea para uso propio o para clientes.

Veamos algunas pistas que nuestra impresora podría darnos para saber que ha llegado el momento de sustituirla. Y no es necesario que ocurran todas a la vez, con que observes una de ellas ya puedes proceder a cambiar de impresora con la seguridad de que estás tomando una decisión acertada.

Lentitud en la impresión

Ya sea porque la impresora se ha vuelto cada vez más lenta o bien porque han aumentado nuestras necesidades de impresión, detectamos que a nuestro equipo ya le cuesta sacar adelante con fluidez el trabajo que le encomendamos. ¿Por qué asumir con resignación esta pérdida de productividad?

Costes elevados

Casi la totalidad de usuarios de impresoras de tinta se ha preguntado alguna vez por qué son tan caros los cartuchos de tinta y se ha planteado la compra de impresoras láser que les permitan imprimir muchas más páginas por un precio más reducido, gracias a la eficiencia de los cartuchos de tóner.

Y no solo eso, las impresoras van mejorando su tecnología con el paso de los años, de modo que los fabricantes sacan a la venta máquinas cada vez más eficientes y con un rendimiento superior.

Estamos hablando de nuevas impresoras que gastan menos consumibles y menos energía eléctrica para funcionar. Y aunque supongan un desembolso inicial se amortizan en poco tiempo.

Además, las viejas impresoras pueden utilizar cartuchos de tinta y tóner que tengan menos capacidad de impresión e incluso cuesten más caros que los consumibles modernos.

De poco sirve ahorrar el dinero de comprar una impresora nueva si lo estamos malgastando con unos costes demasiado elevados por cada vez que imprimimos algo.

Calidad mediocre

La calidad de impresión no está al alcance de cualquier impresora. Y puede que la que ofrezca la nuestra sea suficiente para un uso particular en el ámbito doméstico, para imprimir algún documento que otro, apuntes, billetes de medios de transporte y este tipo de cosas.

Pero un profesional no se puede permitir el lujo de imprimir con una calidad insuficiente los trabajos que presenta a sus clientes o los informes y documentos corporativos de su empresa.

En este último caso, parece evidente que sustituir la impresora por una mejor y más moderna sería una inversión inteligente, ya que con el cambio ganará mejores prestaciones en el trabajo y mayor calidad y productividad en todos los trabajos de impresión.

Falta de funciones y prestaciones

Puede que ocasional o frecuentemente necesitemos escanear documentos o hacer fotocopias, pero no dispongamos de una impresora multifunción que tenga todas las funciones. O que queramos entrar de lleno en el mundo de la impresión móvil o hacer uso de nuevas tecnologías de conectividad como Wifi o NFC, pero nuestra vieja impresora no incorpore nada de esto.

En cualquiera de los casos, la compra de una nueva impresora nos permitirá acceder a ese nuevo abanico de funcionalidades que aportan un valor añadido importante.

¿Merece la pena mantener una impresora antigua que compromete nuestro ahorro, el rendimiento y la calidad de los trabajos que imprimimos? Si tu respuesta es que no, es la prueba definitiva para que cuando observes uno de estos síntomas en tu querida u odiada impresora, te animes cuanto antes a plantearte la compra de una nueva.

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